lunes, 17 de abril de 2017

Hedonista en Semana Santa



En el estéreo inicia on the sunny side of the street  de Louis Amstrong, son las ocho de la mañana, estoy amaneciendo a mi lunes de vacaciones en casa. Recorro las cortinas, necesito esta luz recién nacida, luz de sábanas frescas. Las plantas pareciera que levantan el rostro para al igual que yo, celebrar la tibieza del sol a estas horas. Observo algunos de sus brotes, la paciencia los esculpe, su savia humedece este espacio cerrado. Me dirijo a la cocina, hago el café, en cinco minutos estará listo.
Louis Amstrong marca el ritmo de mis movimientos. Supongo que una mujer embarazada se pasearía con la misma certeza del milagro de la vida con la que yo he abierto la puerta que da al jardín, para esnifar los vapores de la tierra mojada, anoche cayó una tormenta. Los perros se desperezan y me ofrecen sus narices mojadas. Se mueven lentos, el Sol de Amstrong nos acaricia por igual.
Piso el pasto y saltan las gotas heladas sobre mis pies, pero el letargo se resiste. Los perros me siguen, menean sus rabos. Juntos inspeccionamos el amanecer. Ellos olfatean y rascan, yo miro a las nubes y al reflejo de la luz en las hojas del árbol de aguacate; uno de los platanares no soportó la fuerza de la lluvia y cayó sobre las ramas de la granada. Pongo un poco de orden. El aroma del café llega y me vuelve a colocar en el lomo de la suave brisa Amstrongiana.
Ese disco pertenece  a un álbum de diez CDs de jazz, me lo regaló mi amigo Luis Montero hace unos años. Resulta algo impensable escuchar este álbum sin beber café u otra bebida de generoso potencial. Así como impensable sería estar nuevamente con este amigo lejos de una mesa de cantina y sin el bullicio de las hormigas rojas.
Pero volvamos a la calma, esa que escurre a gotas a través del filtro de papel e inunda este espacio que habito. Espacio que celo como el oso a su madriguera en invierno, como la rata con crías en el horno de la estufa, o como el carnal que se arrincona junto al oxxo, entre las basuras inhalando su mona, marcando así su territorio. Así es  La vie en rose de este lado de la calle. Languidezco ante placeres cotidianos que apenas duran dos o tres canciones. No hay más…
Me siento en un banco a seguir deshebrando los minutos, bebo de mi café negro mientras los pulmones de Louis estallan en ámbar.


Grab your coat
Grab your hat, baby
Leave your worries on the doorstep
Just direct your feet
On the sunny side of the street
Can't you hear a pitter-pat, babe?
And that happy tune is your step
Life can be so sweet
On the sunny side of the street
I used to walk in the shade
With those blues on parade, ba-ba-bo
But I'm not afraid, baby
My Rover's crossed over, ay
If I never have a cent, babe
I'd be rich as Rock-e-fellow
With gold dust at my feet
On the sunny side of the street
Grab your coat
Get your hat
Leave your worry on the doorstep, ba-be-do
Just direct your feet
On the sunny side of the street, zay-zoo-za-ze-zo-zay
Can't you hear a pitter-pat?
Oh, the happy tune is your step, ba-be-oh
Life can…


Louis Amstrong, On the sunny side of the street