sábado, 18 de julio de 2009

Ya estás peinado pa´ trás


¿Que es esta mierda?

Jóvenes con el pelo envaselinado, visitando centros comerciales al lado de su enamorada.
Ambos con sus mejores ropas, visitar tales sitios como quien va a un museo. Observan objetos y vestimenta en exhibición, que son contempladas como quien mira un Rembrandt o un Picasso.
“Juntaré lo de mis próximas dos quincenas para comprarme la camisa que vimos en Zara para ponérmela con mi pantalón más nuevo ahora en la boda de mi prima Gladys. (Yo creo que si me pongo los lentes que se compró mi hermano hasta me voy a ver más fresa)” ¿Qué es esta mierda?
Ahora que sea el 14 de febrero no olvides regalarle una tarjeta a tu novia, junto con un poema de Paco Stanley, recuerda que es importantísimo llevarla ese día al cine, comprarle lo que a ella se le antoje, también un peluche en la fayuca, decirle muchas veces que la amas, un pinche globito con la forma de corazón y una rosa de plástico perfumada. ¿Qué pinche mierda es esta? El joven del microbús (galancete innato) que te cobra mirándote retadoramente (yo soy cabrón por algo me dicen el "filos") junto a su tarjetón, su bendita oración del chofer: señor ilumina mi camino, dame mano diestra para conducir esta unidá... Los asientos de esta pinche cafetera se mueven para todos lados mientras se escucha en el stereo: quiere chorizo, quiere chorizo, la nena quiere chorizo... Al tiempo que dos gordas con top y pantalón ajustado a la cadera se miran sonrientes y a manera de aprobación mueven lo que parecen ser sus caderas hacia uno y otro lado evocando el acto sexual. ¿Qué puta mierda es ésta? ...No más de favor los molesto si se recorren más pá tras y en doble fila por favoooor...
Nada más te digo que no me llames los martes por la noche, porque pá mi es sagrado el Adal Ramones, la neta es bien chispa (cuando no lo puedo ver le encargo a mis hermanos que me lo graben en la video) Ahora creo va estar de invitado el Jaime Mausan. ¿Todavía aguantan más mierda?
¿No vas ir al baile? ¿Ora cual? Va a estar el "sangre latina" en la feria del pueblo. (Alcantarillas hediondas, mierdas de perro, orines humanos, jóvenes ligadores, señoritas dispuestas, mangos con harto chile)
¿Que música me gusta?, pues Enrique Iglesias, Mijares, “Chayan”, “Chaquira”, las románticas de los 60's como Angélica María, Enrique Guzmán, también el merengue que es bien cachondo, también una que otra de rock como la ley, maná...ah y también “britni espirs”.
El encabezado del periódico la prensa:¡¡¡clonarán humanos!!! ¡¡¡Vamos tricolor!!!
La verdad es que el Cuauhtémoc Blanco es el número uno, el Palencia está bien guapote.
La verdá es que tenían que haber metido al Cabrito en vez del Torrado, le faltó visión al Aguirre... Eso de la clonación, ya no saben ni que inventar, esas no son cosas del hombre humano, eso le toca a Dios nuestro señor. Baila tu vals quinceañera, que el padre ofrezca a la nueva señorita ante la mirada lujuriosa de los púberes, carguen y aviente a los novios, que toquen los sonideros, vámonos a chalma, échate un hidalgo, vomita y méate junto al poste, ¡vamos! estás en la fiesta de la mierda. Que suene la cumbia, ponte tus botas y, ya estás peinado pa`trás...

Convoy nocturno

Me ha quedado la sensación ácida del vómito arrojado.
Rostro pálido y ojos de presa recién desollada.
Sabía que el golpe sería certero, contundente y sin miramientos.
Ya se había anunciado a lo lejos el sonido de sus vagones.
Aún así, siempre me he resistido a aceptar su llegada.
Y entonces, cierro los ojos y tarareo mi canción preferida,
Sin embargo, su arribo es inevitable, impostergable.
Primero arroja sobre mí su gélido aliento, como diciendo:
¡Prepárate! ¡No habrás pensado que me marché para siempre!
Como un déjà vu, las imágenes que han de venir, ríen vulgarmente.
El convoy nocturno viene a destrozar mi felicidad navideña.
Felicidad de pasteles y caramelos, de ponche y calor de familia.
--- ¡Ja! Me cago en tu mesa de manteles limpios y almidonados,
En tu entusiasmo clase mediero y en tu jornada de 7 a 20 hrs. --- parece decir.
A la orilla del andén, aguardo junto a una veintena de condenados
Sobreviviendo. A las 23 horas de un domingo de octubre.
Desde la garganta del túnel se cuelan sonidos agudos,
Cuchillas rasgando el vientre metálico del convoy
Colmillos de acero mordisqueando hules prietos y lámina oxidada.
La atmósfera aquí abajo es sofocante, ácida y hedionda.
El reloj digital marca los minutos rojos.
Aquí viene, con su fría piel metálica tejida con grapas y tornillos.
Rebabas cortantes aguardan el momento de rasgar músculos y yugulares dispuestas.
Abre el hocico y nos muestra los restos de sus antiguas degustaciones,
Algunos organismos aún se retuercen de dolor atrapados entre sus fauces,
Estoy preparado, no huiré.
El mar siempre me ha parecido un buen sitio para morir.
¡No es momento para distraerse! ¡Al diablo con los recuerdos!
Permanezco inmóvil, estoico.
Tengo el rostro desencajado, lo puedo sentir.
Próxima estación: Pino Suárez

Déjate

Al igual que Tú, Soy un tipo que ya no lustra sus zapatos, ni compra lociones de importación para sorprender a nadie.
Ridículo espectáculo daría al estrenar dentadura o cambiar mi peinado por otro que le venga mejor a esta cara achatada.
No me da la gana echar un discurso para enamorarte, ni quiero que me tomes por un caballero. Sabes perfectamente que soy pésimo para esos trucos de seductor de telenovela.
No pienso invitarte al starbucks a tomar un capuchino dulzón y tampoco intentaré leerte un poema bajo la amarillenta luna de noviembre.
Que escena tan más estúpida la nuestra si nos sentáramos en un parque a tomar helado a respirar felicidad dominguera. Tu, perfectamente maquillada y marcándome el ritmo de mi galantería, y Yo con actitud decente y el rostro afeitado.
No me da la gana. Sabes bien que no lo haré.
Cuál sería el sentido, no hay tiempo para ello, ya lo hemos gastado en anteriores encuentros, ya lo hemos vivido con otros cuerpos y otros nombres.
Ahora sólo te pido que no apartes mi mano de tu entre pierna. Deja que haga lo propio, permíteme dedearte.
No habré de hacer planes, ni telefonearé mañana para decir que te amo.
Ya lo dije antes, sería estúpido.
Te escupiré entre los dedos de los pies y untaré esa saliva con ayuda de mi lengua porosa a lo largo de tu planta y sobre tu pantorrilla. Verás como se me para la verga.
Olvidémonos del vocabulario elegante y la respiración controlada, echemos a la mierda los cumplidos y los algodones de azúcar. No me tomes por un adolescente.
Dejemos a ellos esos juegos, la noche les depara sorpresas.
Quiero tomar un par de cervezas y verterlas sobre tus tetas, sobre tu vulva arrugada, caliente.
Salgamos de esta fonda grasienta, dejemos la sopa para otro día. Ahora sólo quiero el caldo de tus genitales, batirme en el puchero que derramas, lamer tu carne, mordisquearte el culo.
No preguntes por mi lectura favorita ni me vengas con que te sientes diferente a otras mujeres de tu edad. Estás acabada al igual que lo estoy Yo.
Deja que siga deslizando mis dedos entre tu culo y tus labios mojados, déjame olerte los calzones, esa mezcla entre suavizante de ropa y sudor de panocha.
Los perros te la huelen desde que cruzas la calle cuando vienes a verme. Olor a sudor de cítricos, y otras veces, a jamón serrano mojado en vino tinto, ¡puta madre!
Dime si estoy demasiado ebrio, yo creo que aún puedo beber un par de tragos más antes de mearme sobre la mesa.
Cuéntame como mojas tus bragas cuando me miras metiéndole mano a alguna más joven que tú.
Anda, no me vengas con que esperabas más de mi parte, no pidas que te lo diga en mi juicio. Este soy, y esto es lo que te quiero dar.
Nada de esa basura sentimental, ni palabrería reciclada.
¿Que esperabas? ¿Que actuara como un Dandy? ¿Tengo cara de apellidarme Arjona? ¡No me chingues!
Vamos, estamos hechos de la misma carne. Tu estas mojada, Yo estoy duro y listo para abrir tu cuerpo. Soy una larva que desea entrar en tu herida, comer tu tejido y retorcerme en tu sustancia blancuzca.
Pondremos algún canal porno y beberemos más cerveza. La noche llegará lentamente y con ella, la consciencia.
Después de cogerte puedo enseñarte un par de albures muy buenos para que los practiques con tu esposo o tus amantes, también puedo mostrarte como destapar una cerveza con la hebilla de tu cinturón, pero ten por seguro, no habrá una mirada tierna o un fragmento de Sabines para coronar nuestro encuentro.
El desamor nos ha hecho sus víctimas más de una ocasión. No hay lugar para un nuevo intento. La vida nos ha perdonado.
Hazme ese favor, chúpamela.
Empínate y deja que me venga dentro. Anda. Déjate.

"Sanitizado"

El color blanco nunca ha sido mi favorito.
Es más, entre pintores se dice que un lienzo en blanco representa una gran angustia para el artista y por eso prefiere rellenarlo de colores y formas cursis o perversas.
Tal vez sea por eso que detesto el color blanco de este hospital.
Volteo para todos lados y solo hay color blanco, color frío y ajeno... indiferente.
Las luces de esta sala de espera también son muy blancas, además de que producen un sonido muy particular que te recuerda que todos allí estamos callados y que esas lámparas funcionan con una electricidad casi silenciosa.
Ya salí en tres ocasiones al patio para tomar aire fresco. No tengo noticias de ella. Regreso a mi lugar. Intento nuevamente reanudar la lectura de mi libro de bolsillo pero es inútil.
Todo es inútil. Nadie curará al anciano que tose en un rincón y que lleva cuatro horas esperando ser atendido por algún medico de urgencias. Está abrigado con una cobija de esas antiguas, de pueblo. Cada vez que tose escupe en una servilleta y la conserva entre sus manos mientras un joven que al parecer es su nieto, intenta torpemente interceptar a algún medico que cruza velozmente por el pasillo.
Hay cinco embarazadas quejándose y paseando de un lado a otro, sus familiares las observan ya desesperados por tanto tiempo y cargando sobre sus piernas la maleta con todos los documentos de la paciente, una bata, pantuflas, crema, shampoo, cepillo dental, toalla y un par de rastrillos. Aquel sujeto sentado sobre el suelo debajo del teléfono de monedas parece ya resignado. Su vestimenta y sus rasgos físicos me han hecho suponer que viene de algún estado vecino. Está solo. Se lleva las manos a la cabeza y soporta los dolores de quien sabe que parte de su cuerpo hasta el límite de vomitar dentro del cesto de basura.
¡El señor esta muy enfermo! ---gritó una de las embarazadas--- ¿señor, esta usted bien? ¿Con quien viene? El silencio eléctrico y la blancura de la sala de espera sumergieron a los allí presentes en el letargo cotidiano de quien no espera ya nada.

La Kloster

Sobre la mesa roja: limones amarillentos cortados en cuatro, Superior, se lee sobre esta hoja de metal viejo, treinta veces lustrada cada día.
Techos altos de construcción antigua, ya llenos de telaraña empolvada, ya descascarados por la humedad y el tiempo, sillas acojinadas de respaldos mordisqueados, José Alfredo en la rockola con luces de neón, canta y llora de dolor enfermo, pisos de ajedrez percudidos y visiblemente erosionados, tarro de cerveza oscura, espumosa, ventiladores en desuso, madera prieta y gruesa que más que adornar, apuntala y contiene el bullicio cotidiano.
¡Salud! me grita un viejo de la mesa contigua, hojeo a Lautrec y sus dibujos de putas,
el gordo de enfrente, suda y bebe.
¡No bailar! exige el aviso de cartón clavado sobre la pared que se desploma.
Dos pelotas de naftalina en el mingitorio, “aquí estuvo el gonzo”, escrito sobre el mosaico beige, el televisor sin sonido da el Atlante vs. Toluca, lámparas coloniales cuelgan de cadenas negras.
Aquí he brindado con la niña Rubí y con el “maguey”, con Juan Carlos, Toño, el Auriga y los otros.
Beber solo no es tan malo,
Es peor una cerveza tibia, es peor una discusión después del sexo.
Rostros, lugares y palabras aprovechan mi soledad para compartir mi mesa.
¿Que mas puedo contarte?
El Auriga tenía razón:
Cerveza de a doce pesos y botana grasienta a las 3:00 p.m.

Sed

He bebido casi toda la noche.
La lluvia escupe su desprecio sobre mi ventana,
Pedazos de su cuerpo acuoso se aferran a los cristales
Y escurren lentamente.

Mi habitación guarda la humedad de los años,
Pero también, la humedad de tu sexo.
La tibia caricia de tus labios lúbricos.

Te marchaste hace tres años, y parece que
Recién azotaste la puerta maldiciendo mi nombre.
¡Borracho imbécil! Me llamaste.

El cielo está roto.
Beberé todo su llanto y su sangre
Guardaré la humedad de este sitio para los días difíciles,
Para los días de derrota.

Tu humedad me pertenece
Me envuelve
Calma mi sed
sed de ebrio.

La semilla

Vivo en el último rincón del edificio.
El viento me asecha.
Escupe su mirada contra mis ventanas,
Husmea tarde y noche.
Vigila mis manos,
Espía mis temores.

Vivo al final de la frontera,
Allí donde no has mirado nunca.
En el traspatio de tus fugaces arrepentimientos
En el vientre de una puta vieja y sucia.
Bajo la lengua de un pordiosero moribundo.

Esqueletos de fábricas antiguas, son mi paisaje.
El viento da giros interminables
Entre los hierros ya oxidados.
Este es mi sitio.
Atrincherado ante su mirada despiadada.
No olvida.
Nunca olvida.

Ladra y gime como un perro.
Roba las sábanas de la vecindad y frota su sexo.
Olfatea a las jóvenes en edad fértil.
Golpea su abdomen tratando de penetrar construcciones, montañas y rocas
Viento siniestro
Pasa por detrás de mi cráneo y me grita su nombre.

Ayer finalmente respiré su aliento.
Se introdujo en mis pulmones.
Mordisqueó mis costillas.
Ayer, mientras Yo te copulaba,
Él asomaba su lengua para lamer tu piel,
Para depositar su larva
Para también, penetrar en ti.

Puta

Has vuelto
Ingenuo creí haberte olvidado
¿Cómo podría?
Tú me has dado las mejores noches

Volviste sin ser invitada
Pero eso no es lo importante.
Volviste y ya
Con tu cabellera negra y ondulada

Te tomé del talle e intenté besarte como antaño
Jugando a morderte el labio o la oreja
Tú sólo observas sonriente, complacida
Juegas y me llevas al extremo

Sin embargo, no soy el mismo
Lo sabes y aún así, insistes
He envejecido, estoy acabado
Juras que me harás volver

Como en los viejos tiempos, me dices
Me detengo y renuncio, es demasiado tarde
Hacemos el amor y te hago una promesa
Tú sonríes complacida

He tirado mi copa y finjo ser gracioso
Tu celebras y bailas a mi lado
Quédate conmigo, me pides
Te beso intensamente


Amaneció y sé que estuvimos juntos
Aún huelo a ti
Las sábanas se han enfriado
Retuerzo la almohada e intento dormir

Y entonces comprendo, has vuelto
No sé si estoy listo, beberé de ti
Acabarás conmigo, desgarrarás mis entrañas
¡Bienvenida seas!

Sin rumbo

El viento sopla con furia,
las calles... amplias, deslumbrantes, desérticas.
camino despacio,
mis palabras son lentas.

mi rostro petrificado experimenta
gesticulaciones extrañas,
sigo caminando...
mi sombra fiel vigila los pasos, mis sollozos.

no hay nadie.
nada.
hay un sol que calcina, que deslumbra.
no hay nadie.

los días pasaron cerca de aquí sin reconocerme.
corrían y celebraban la vida.
el cálido liquido brotaba de los ojos...
acariciando mi rostro endurecido.

las risotadas aparecían
como travesuras de niños en domingo.
el cansancio me arroja sobre la banqueta.
hay que olvidar y cerrar los ojos

hay que soñar con otra vida...
desearía volver a la brisa del mar oscuro
a los sangrantes cielos vespertinos y lejanos
al suave letargo subterráneo.

hay que soñar con otra vida.
reiniciar el viaje.
aquí no hay nadie,
nada.

Campos de trigo

parvadas de cuervos brotaron de mi pecho,
se alejaron batiendo sus alas desordenadamente
el ácido de las navajas punzaba...
bajo mi espalda, sabanas amarillentas repetían la escena
las moscas seguían tragando sangre
el olor invadía los rincones de la memoria, (esta habitación esta cada vez mas cuarteada) hombros ligeros...
adolescentes...
ruidos cotidianos traspasan las ventanas polvosas,
vísceras tibias, somnolientas
los trigales reposan en tu espalda.
observas: me deslizo en tus sudores
carcajadas, historias frágiles, goce reciente
secreción vaginal, espuma de cerveza, suave agonía
el oleaje arrastra mi cuerpo, lo engulle...
cabellos dorados se agitan, extienden sus brazos
el mañana escurre por las cañerías,
los perros nos devoran,
camino sobre charcos de viento.
respiro bajo tu joven sonrisa y escapa de mí,
la felicidad sencilla, lúbrica, agonizante.

viernes, 17 de julio de 2009

Caida




Sentí como caías

Suave, constante,

¡Calma! me decías.

Aspírame, toma mi lengua.

Envuélvete en mí,

Respira mi noche

¡Calma!

Solo estoy cayendo

Silenciosa, cálida

¿Escuchas?

Es la brisa, es la sal del mar

Arena de tu piel húmeda

¡Calma!

Aletear de gaviotas

¿Lo sientes?

Solo caigo

Repito tu nombre

Solo me apago.

Constante, silenciosa

Caigo,

Silenciosa


jueves, 16 de julio de 2009

Rojo



Rosa Alizarina,

Muy parecido al color de la sangre…

Ahora que lo he aplicado sobre este lienzo recién imprimado.

Te recuerdo sentada en el retrete cambiándote la toalla de la noche anterior.

El olor invadía el cuarto de baño.

Apenada, me pedías que no mirara, pero nunca hice caso.

Amaba de forma enajenada la herida de donde te brotaba,

Por eso lamía con paciencia y fervor.

La mezcla del sudor, de la sangre ligeramente añeja, de tu lubricante…

Olor a conserva de frutas.

Luz blanca de medio día

El lienzo: una membrana que sangra.

Rasgo su superficie con la espátula.

Así te construí aquellos días, a trazos de óleo,

A pinceladas de azul ultramar sobre verde cerúleo…

Así fue que decidí amarte.

En nuestras tardes de sexo y sábanas polvorientas.

Nos contábamos historias, reíamos estúpidamente.

El lienzo se llena de formas y colores.

Pinto sobre su memoria.

No tengo nada más para ti

Se desliza sobre tus muslos cual babosa de cuerpo hinchado.

Espuma y demás secreciones viscosas.

Cobra negra que se yergue, que se expande…punzante.

Asta bandera metálica, gélida. Erguida y clavada para siempre en la tierra blanda.

Bastón de ciego que descifra la forma del mundo, que lame cada superficie rugosa: una verga erecta guiando los tímidos pasos.

Banana plástica de naturaleza acuática cabalgada por jóvenes bajo el cálido abrazo del sol.

Punzón dorado que surca y contiene desbordantes cabelleras femeninas.

Locomotora que avanza pesadamente por valles, ciudades y colinas, de día y de noche. Incansablemente, anunciando su paso temerario con negras bocanadas y silbidos de animal en celo.

Espada samurai que arrebata la vida, que se hunde en la carne y detiene el aliento, sólo el maestro, el mercenario o el homicida innato saben blandirla con elegancia y técnica.

Anzuelo que el pez chupa, devora.

Astas de toro que envisten. Silueta negrísima que derriba, que tiende sobre el suelo…

Badajo de campana que tañe gravemente, que penetra muros, oídos, cráneos.

Cuchilla de carnicero, afilada, amenazante. Corta tendones como tallos de margaritas, rebana músculos rojos como pan, como mantequilla. Amputa costillas, abre en canal.

Mazo que golpea el concreto.

Aleta de tiburón: Desafiante, grito de horror, navaja que corta el oleaje, muerte acuática, torpedo gris.

Arma homicida, revolver, olor a pólvora.

Arpón ballenero. Proa surcando gélidas latitudes. Neciamente.

Mástil al que se aferran celosas velas hinchadas por el viento.

Sádico clavo que atraviesa piel, tejidos, huesos y madera.

Ballesta medieval, espada del Mio Cid, arma de Aquiles, cuchillo de obsidiana…

Flauta dulce, clarinete jazzista, trombón cobrizo, saxofón tabernero, corneta de músico callejero, pito de policía.

Micrófono al que Koko Taylor regaló sus mejores gritos en la vieja Nueva Orleans

Pedestal del que Edith Piaff se colgaba al final de su vida en rosa.

Flexómetro de carpintero, termómetro de cirujano, lápiz de arquitecto, pincel de pintor, hacha de leñador, reata de charro, pistola de Pedro Infante, puñal de tarzán, látigo de domador de tigres, caramelo para adolescentes ganosas…

Banderilla que desgarra y desangra la bravura del toro.

Torre flamígera de Notre Dame. Lengua de gárgola, arco ojival, arquivolta gótica.

Bastón de Moisés partiendo en dos al Mar Rojo, báculo de Wojtyla levantado en todo lo alto de la plaza de San Pedro, siete veces bendito, siete veces perverso.

Nariz de Cyrano, Baguette de salami, chistorra bien dorada, pepino con chile, zanahoria arrugada, longaniza verde del rumbo de Tres Marías, chilaca desflemada, taco de chile relleno, kilo de moronga bien prieta, plátano macho, camote de Puebla, vaina de chícharo, mazorca dorada por el sol…

Alfiler budú, tótem africano, menhir paleolítico, columna griega, Empire State, Pirámide de Giza, atlante de tula…

Tiro penal, touch down, jabalina surcando el aire, tiro de gracia en la nuca.

Tilín, pilín, pito, polla, garrote, pija, pinga, picha, cipote, ñonga. En una palabra: Verga.

Eso es todo.

No amor, no grandes expectativas, no una absurda posición social, no un futuro promisorio, no el hijo deseado.

Sólo una Verga en franca decadencia. Con toda su furia, su sed.

No tengo nada más para ti.