martes, 4 de julio de 2023




 La cicatriz

Es una mancha que tengo desde hace muchos años, sí, se ve rara, parece quemadura, y hay quienes, los más fantasiosos, me han dicho que parece un tatuaje, y, con el tiempo, coincido con esta idea, es una especie de tatuaje, de marca, de símbolo.

¿pero cómo te salió, qué edad tenías, qué andabas haciendo?...

Con el tiempo decidí que manejaría una sola versión de los hechos, ya que, resultaba agotador inventar diferentes historias sobre la tragedia de la cicatriz-mancha de mi brazo izquierdo:

Pues de pequeño era muy inquieto, curioso, metiche. Estaban haciendo arreglos en casa, y los albañiles utilizaban chapopote caliente, y por metiche se me derramó en el brazo y se llevó mi piel y el tejido graso, por eso se ve así, todo raro, con la mancha extraña, y las venas casi de fuera…

Y pues, esta mañana la pregunta volvió a repetirse, y la explicación volvió a darse en el pasillo de la oficina, el curioso quedó satisfecho. Antes de volver a su sitio me dijo, yo no había notado tu cicatriz, pero escuché a doña Vicenta decirle al de la entrada que lo de tu brazo no era cicatriz, sino una mancha de granada, ese fruto de pulpa roja…

Vaya, en tantos años nadie había puesto en duda mi versión, ni las versiones anteriores. Así que, mancha de granada de pulpa roja. Vaya, qué recuerdos.

Como todos, yo también tuve otra vida, en otro lugar, bajo otro cielo.

La vida en el campo es vivir a cielo abierto, con los pulmones llenos de oxígeno, con aroma a hierba, a eucalipto, a abono de puercos y de gallinas, a leche bronca, a maíz y caldito con chile.

Las noches son frías y brillantes, cristales destellan por doquier en la inmensa negrura del cielo. El viento zarandea la cabellera de los ahuejotes y los cedros. Desbarata los nidos de las aves, levanta las faldas y arranca los tendederos con todo y ropa.

El viento la llevó a mí.

La lámina de su techo se elevó por los aires y fue a caer a mi patio. Me asomé a la ventana y allí estaba ella, jalando la lámina partida, salí apresurado con la intención de ayudarla. Caminamos hasta su casa, dice que fue siguiendo con la mirada por dónde iba a caer su lámina, y que se había asomado a otras tres casas antes de mi patio. Nos conocíamos desde niños, pero nunca jugamos juntos.

Tiene aroma a naranja, o a mandarina. La cosa es que huele bien. Y por accidente toqué su mano cuando agarré la lámina, y la sentí suave, muy suave, me quedó su olor en los dedos.

Coloqué la lámina en su lugar y le encimé tabiques para que el viento no se la llevara de nuevo, ella me miraba directo a los ojos, como miran quienes no dudan, quienes no temen.

Ya, ya, tanto tabique, se nota que no quieres que vaya otra vez a darte lata cuando haga viento. Dijo así, de golpe ella.

Bajó del techo y ella le ofreció un vaso de aguardiente. Brindaron y se sentaron a mirar el final del día. Bebieron la botella entera, son aguantadores, así es en el campo, no puedes titubear, hay que resistir las sequías y los temporales.

A ti te hace falta una mujer, y a mí un hombre, pero ni hablar, no se puede, tú lo sabes, y yo lo sé.

Anda, ya vete, no sea que nos ganen las ganas.

Una garza bruja chilló en el ahuejote del patio, allí anidan esas aves raras. Ambos se sobresaltaron con el chillido y después se rieron a carcajadas, pinche pájaro cabrón, dijo ella. Pues otro trago pal susto, dijo él. Y ella, con su mirada directa, lo escudriñó cráneo adentro y le dijo, te advierto que no se va poder, no es que no me den ganas, a lo mejor sí, pero mi sangre no se quita tan fácil. Así que mejor no, ya vete.

Yo nomás quiero seguir bebiendo fuego, tu sangre no se me antoja. Ándale, traite otro de ésos, que mañana quién sabe.

Llegó la lluvia, era verano. Adentro, los golpes del agua sobre las láminas son escandalosos, no se puede escuchar música, ni platicar, a menos que te acerques mucho al otro.

Se mordieron como perros, luego lamieron sus heridas, se echaron uno junto a otro hasta sincronizar su respiración, hasta entibiar sus cuerpos.

Se levantó y se miró frente al espejo, bañado en pulpa roja de granada, olorosa, aroma dulce que se confunde con la mandarina y la naranja…

Se fue de madrugada, todavía chispeaba.