Noventa albatros planean de la sala a la cocina.
Dagas calientes cortando el aire viciado del departamento
Amorfas siluetas en parvada
El olor a mar salado proviene de su sangre negra...
Descalzo, intento seguir su vuelo
No lo logro, nunca lo he logrado
Las densas nubes son el techo de este lunes
El concreto lo sabe, por eso se aprieta junto al acero
Las aves entraron por error
Su guía debió confundirse, ahora se golpean
Las paredes blancas empiezan a mancharse
Chirridos leves
Noventa albatros invadieron mi lunes
Saetas negras que arañan los cristales
Van y vienen llenos de espanto, amenazantes por lo mismo
Uno de ellos atraviesa la ventana, la rompe a pedazos
Levanto su cuerpo con mis manos
Su tinta escurre, duele.
La parvada no se inmuta, al contrario
Los parásitos del cadáver ahora son míos
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